Hay flores que parecen existir solo para el aire y el polvo de los caminos. En eso pensaba el
diente de león, cuando escuchaba las alegres carcajadas de la orquÃdea y el girasol que se elogiaban el uno al otro expresando cuan orgullosos y agradecidos se sentÃan por sus
caracterÃsticas tan evidentes a la cuales nadie se podÃa resistir para decorar, regalar y expresar un sentimiento de amor, gratitud o compañÃa. Gozaban de tanta popularidad en los jardines, en las floristerÃas, en las celebraciones que hasta habÃan formado un grupo de amigas en el que solo podÃan pertenecer las flores con brillo y color en el que obviamente yo no cabÃa.
Yo era una sencilla flor que se encontraba en todas partes, la más común y diminuta que se volvió paisaje para todo el mundo y que no llamaba la atención de nadie.
Me sentÃa sola, sin amigos e invisible.
Una noche de verano cuando la pradera estaba tapizada de diminutas florecitas amarillas me detuve encantada a mirar el parpadeo de luz de un gran grupo de luciérnagas que en sincronÃa total compartÃan sus logros y felices planeaban su futuro. No entiendo como entre tantas florecitas Violeta me encontró y sigilosamente se acercó y me dijo estas bellas palabras que nunca olvidaré: ¡Qué hermosa pradera! Debes sentirte muy orgullosa de pertenecer a ella, mira cuantas flores te acompañan, todas al parecer iguales, pero tu eres única e irrepetible, disfruta de lo que eres, de lo bueno que hay en ti, mira a tu alrededor una flor no compite con otra flor y se alejó…
Esa noche no dormÃ, me dedique a buscar mi belleza interior y miren lo que encontré…
El diente de león es una planta maravillosa utilizada para producir numerosos productos
farmacéuticos naturales que ayudan mejorar la salud de muchos seres humanos. No tengo que llamar la atención para ser feliz. Yo no sabÃa que en mi simplicidad tenÃa algo para ofrecer… hoy doy gracias a Dios porque aprendà que tengo talentos para donar y con ellos puedo hacer felices a otros.
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